sábado, 22 de octubre de 2011

Requiem

Todos los insectos en la cercanía se enteraron al escuchar los gritos del mosquito que desesperado volaba de un lado al otro. Escuchar esa noticia era como enterarse de que el mundo se venía abajo. Era gravísimo lo que estaba pasando. La araña estaba muerta. Recién cuando el saltamontes pudo contener al casi demente mosquito, recién ahí se enteraron de que la araña había sido asesinada. Su prima la araña galponera, tuvo un colapso nervioso y hubo que alcanzarle una almohada porque se desmayó.

Justo la araña, tan fuerte y voluntariosa que era. Siempre tan predispuesta para ayudar a todos.

Solamente la mosca Rita no se mostró triste al escuchar la noticia. Era porque ella y la araña habían discutido hacía poco tiempo. Pero al poco tiempo de escuchar la noticia Rita no aguantó las lágrimas y rompió en llanto. Tanto tiempo fueron amigas como para poder olvidar una discusión.

Pasaron unos minutos y nadie podía comprender como alguien había asesinado a la araña. Era la mas fuerte de los insectos del jardín. No podía ser verdad.

Finalmente una cucaracha se ofreció para ir a verificar si lo que el mosquito decía era cierto. Entonces se lustró bien el caparazón y se dirigió con rumbo a la casa donde estaba el cuerpo de su amiga.

Pasaron los minutos y la intriga crecía, al cabo de media hora una de las pulgas, que estaba subida al árbol, vio que la cucaracha regresaba.

Estaba mareada, muy mareada. Y estaba pálida también. Les dijo que había visto el cuerpo de su amiga y que por acercarse ella había resultado envenenada también. Pero que como había hecho a tiempo a salir rápido el efecto del veneno no era muy grave.

Pasaron unos minutos y la cucaracha se recuperó.

Todos los insectos se juntaron para decidir que hacer. Estuvieron debatiendo por horas hasta que finalmente llegaron a una conclusión.

Ya era madrugada cuando entraron a la casa y fueron directo al baño. La familia estaba durmiendo Así que no serían interrumpidos. Llegaron a donde se encontraba el cuerpo de la araña, al lado del bidet. Todos estaban muy tristes, algunos lloraban. Entre todos hicieron una procesión cargando el cuerpo de su amiga hasta el inodoro donde un grupo de hormigas laboriosas, tras mucho esfuerzo, logró hacer correr el agua. Así se despidieron los insectos de su amiga, en silencio y con el aroma a desinfectante del agua en lugar de flores.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Cuidado con las ofertas

Al principio, como era de esperarse, a nadie pareció llamarle la atención la máquina del tiempo. Apareció publicitada en una revista como tantos otros artilugios ingeniosos que solo servían en la imaginación de sus compradores. La única diferencia era que la máquina del tiempo sí funcionaba. El aviso era bastante simple: ¿cansado de llegar tarde? ¿siente que no le alcanzan las horas del día? TimeStop® es la solución a sus problemas. El aparato era una cajita de unos veinte centímetros de lado por cuatro o cinco de alto con un pulsador en su centro. De más está decir que no se trató de un éxito comercial, y eso no era precisamente debido a que el producto fallase; de hecho, innumerables travesuras fueron perpetradas por sus dueños (niños en su totalidad, por suerte). El pulsador permitía al usuario detener el tiempo con una pulsación quedando él libre de hacer lo que se le ocurriese, la detención temporal duraría mientras las baterías del producto tuviesen carga óptima, al bajar la carga un mecanismo automático se disparaba retomando al tiempo a su flujo normal. Todo esto pasó desapercibido por los adultos responsables que solo vieron como sus hijos e hijas ponían baterías nuevas en una cajita que las consumía en instantes sin que nada especial ocurriese. Los padres nunca entendían por que eran tan felices sus hijos con el TimeStop®. Sin embargo las ventas del producto alcanzaron para costear los costos y financiar un futuro relanzamiento mejorado del producto. Dos años mas tarde apareció en las revistas dominicales el TimeMaster®, versión mejorada de su predecesor y de ahí solo pudo suceder lo peor. Un incauto compró el aparato y luego de activarlo se le soltó de las manos, estallando en mil partes al chocar contra el suelo, quedando el tiempo detenido para siempre.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Esqueleto.

-Señor alcalde: ¡volvió a aumentar el delíto!-

-Muy bién, los delincuentes no se saldrán con la suya ¡Tiren la bomba!-

-Fin de la ciudad.

martes, 24 de mayo de 2011

Que sea lo que sea:

Cuando son chicos, los gatos duermen y se despiertan todo el tiempo.
Cuando crecen, duermen de día y por las noches salen a cazar.