lunes, 23 de enero de 2012

Vidas Paralelas

Era de noche, Gastón subió a la terraza de su casa para regar las plantas. El agua y el fresco de la noche eran la mejor terapia que aquellas pobres plantas podían necesitar despues de una caluroso día de verano. Gastón tomó la botella de plástico y la pùso bajo la canilla abierta hasta que estuvo llena. Luego se acercó a la primer fila de macetas y comenzó a echarles agua suevemente, como si en realidad fuese una tenue lluvia de verano. El nebuloso ser a su lado le dijo: -Las plantas conocen tus intenciones.- Gastón lo vió y sonrió asintiendo, luego sacó un paquete de cigarrillos de su bolsillo y prendió uno. El ser a su lado prosiguió: -Es una forma de instinto muy elemental lo que ellas tienen, ellas saben si vas a hacerles daño o no. Desde que dejan de ser semilla y conocen por primera vez la luz del sol en sus tallos y hojas, prestan atención a su entorno. Ellas saben si un insecto va a devorarlas por completo como una plaga o si va a brindarle algo a cambio, formando una simbiosis.- Gastón se acercó a una planta muy jóven que había delante suyo y apoyó el encendedor en uno de sus tallos. El ser nebuloso miró hacia las estrellas tomándose unos instantes antes de contestarle: -Como te dije, las plantas leen las intenciones, todas sabían que no lo harías, lo sabían incluso antes de que tu decidieras intentarlo. Leen en tu interior, las riegas noche a noche, las cuidas diariamente, saben muy bien que jamás las dañarías así como así.-
Gastón vio su mano sosteniendo el encendedor y luego recorrió con la vista la terraza. Estaba solo. Guardó el encendedor en el bolsillo, junto al paquete de cigarrillos y siguió regando cuidadosamente las plantas, fumando en silencio, sintiendose en calma.

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